lunes, 31 de enero de 2011

Columpiando en mis memorias II

[...] Estaba feliz, girando, veloz, imaginando (algo nuevo) recordándome, comparando, sin brincar.

Imagino la imagen que debo estar proyectando, una joven de 18 años titubeando ante la aterradora idea del brinco o no lo hago. Muchos pensarían que soy insegura (no negare que tengo mis momentos), otros por su parte les valdría lo mismo que nada, puesto que andan en la vida como autómatas pensando que son los únicos seres de su inexorablemente extinta especie. La inseguridad no tiene que ver con mi actitud para/con el momento que confronto, o al menos no tiene MUCHO que ver. Sería más bien miedo. Siempre es el miedo, al menos en mi vida jaja. El miedo que me ha perseguido siempre con diversos nombres, variados disfraces; distinta cara, pero le reconozco y le acepto como miedo. Temor a perder lo conseguido sin poder dar vuelta atrás, ya he dicho que no me gustan los volveres (si no existe esa palabra hagámonos que sí). Temo caer, ser el hazmerreír, temo saltar conseguirlo y que nadie admire lo que he logrado. Siento temor. Siento angustia, siento muchas cosas.

Estoy en el presente, las personas que vi ejercitarse continúan en lo mismo, en estas supuestas horas de recapitulaciones que han sido tan solo 15 minutos, siguen en lo mismo, caminando, otras juegan, muchos se sientan a descansar lo que no han sudado. Sin embargo tal vez unos pocos me observen ser esa niña de 12 años, con rostro preocupado y curioso que desea, teme, anhela brincar y dar ese paso a lo desconocido, la cual se aferra a lo que tiene y puede, sin temer. Continuo, rechazando lo antes afirmado, siendo esa niña que creyó crecer en el momento que no debía, que se situaba sobre su grado de madurez y que no salto cuando podía, sin modestia alguna, saltó cuando lo sentía, cuando la velocidad no se lo impedía, salté una o 2 veces, no las cuento como saltos pues lo hice siempre cuando estaba todo seguro, no tiene sentido saltar si estas a medio metro del suelo, no salté, perdón, di un paso.

Entonces recalco, no salto, no caigo, no hay aplausos, no lo consigo,  no hay burlas, no soy el hazmerreir, no soy nada; he divisado la meta y la obvio. Me canso, no me rindo, pero no lo logro. Caer nunca ha sido lo difícil, el inconveniente está en cómo y cuándo levantarse. Me sonrío, le sonrío a la niña que me observa desde el otro extremo del parque, me ve preocupada, siempre preocupada, alzo la mano y le saludo tontamente, cierro los ojos, dejo de subir y bajar las piernas, flojo las manos. Se detiene el columpio, tropiezan los recuerdos, paro de sonreír; continúa preocupada la niña de ojos café, cabello recogido, cansada, sudada, enérgica; me despido de ella, tomo mi jugo, mi billetera, mis platanitos y me marcho.

3 comentarios:

61yrm0 dijo...

jajajja vobarde >.>

Shidory Ai Neko dijo...

Creo que he sido tu un par de veces y no he saltado por cobarde tambien :) me encanto mucho y como escribes me encanta tambien, deberias pensar en hacer algo literario!! algo como un libro :)

Manu~ dijo...

un libro jiji si lo he intentado algunas veces escribir algo como un libro pero como que siempre termino bloqueandome el final y nunca les termino! pero aún no está descartada la idea... siempre he tenido como meta escribir uno antes de morir pues!