Laberinto de emociones que no podemos explicar,
lagrimas que brotan hacia dentro, inundando los
deseos que exigen algo más. Arriesgando el todo por
el todo la boca decide callar, entonces se arroja la
moneda para cruz o cara apostar nuestra libertad.
Fingiendo ignorancia ante el vacío acogedor, el cual
dedició arrebatarle la alegria del corazón,
abandonandolo a la idea de ser por siempre cautivo,
de aquél estupido cerebro que ha subyugado nuestros
sentidos.
Descuidando los detalles olvidamos el instante,
en que tan sólo una sonrisa pudiese borrar tan áspero
semblante; Languidos por la condena represiva del
momento, la sociedad nos ridiculiza por tratar de
transformar en realidad el sueño.
Pobres mentes carentes de locura, lástima que siempre
haya ganado la cordura. Ésos que pensaban seguir
leyes decentes, aquellos que decidieron vivir la vida
cual veloz torrente, arrepentidos tendran que buscar
la manera con que a Morta sus vidas comprarán.
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